La editorial se fundó en 1922 en Barcelona, en el barrio de Gracia. En contra del modelo educativo de la época, la llamada escuela tradicional, Miguel Salvatella deseó que las publicaciones escolares reflejaran un método de enseñanza más bien activa y que introdujeran ejercicios que respondieran a las necesidades de los alumnos: necesidad de saber, necesidad de producir y de crear, necesidad de buscar aquello que les falta. Para ello, la editorial Salvatella se hizo pionera en el campo de las publicaciones de enseñanza dirigidas tanto a los alumnos como a los educadores. Desde el principio se acordó que los niños son seres competentes con intereses y curiosidades naturales, con habilidades únicas, con potencial para aprender y con capacidad para tomar decisiones importantes, y este planteamiento acabó de evidenciar que la empresa formaba parte de un nuevo modelo educativo: la llamada escuela activa.
Con los años, los movimientos van perdiendo fuerza y finalmente mueren, pero la editorial Salvatella ha sabido adaptarse a las particularidades de cada época y hoy en día aún sigue levantándose imponente en calidad de referente dentro del mundo editorial y educativo. Cerca del 1977 la editorial dio un giro y, sin perder el sentido pedagógico que siempre la ha caracterizado, se centró en la educación infantil y en los libros de manualidades. Dado que la capacidad de innovación de los integrantes de la empresa no se había agotado ni por asomo, fueron ellos los que iniciaron la producción de fichas para preescolares.
A partir de 1997, tanto el gigante llamado Internet como las nuevas tecnologías fueron ganando terreno e hicieron retroceder a los antiguos métodos de producción y de búsqueda tradicionales en muchos sectores. Por supuesto, el sector editorial no fue ninguna excepción, y la editorial Salvatella tuvo que dar un paso adelante para acabar introduciéndose en la llamada era digital, mediante tanto la actualización de todo su fondo como de la apertura de nuevas líneas. Así, en 2014 quedó inaugurada la antigua página web de la editorial Salvatella y también surgió el logotipo oficial de la empresa, un par de elementos que fundamentarían al proyecto de digitalizar las colecciones existentes y de crear aplicaciones para dispositivos móviles, cuyo fin no era otro que modernizar su imagen acorde con las tendencias del momento.